'Una sociedad que ha abolido la aventura convierte la abolición de esta sociedad en la única aventura posible'

viernes, 9 de marzo de 2012

Cuando las emociones se convierten en muecas


‘La Jovencita vive en la ilusión de que la libertad se encuentra en el extremo de una sumisión total a la “Publicidad” mercantil. Pero al final de dicha servidumbre, no hay más que la vejez y la muerte.’

Comentario a cuenta de la entrevista a la señora de Barcelona que 'sufrió' el incendio de su coche en las protestas durante la huelga de universidades en el estado español. 
La miseria existencial puede manifestarse de muchos modos. Uno de ellos es el de la educación servil y la contención democrática de la indignación. Las muecas que provoca se hacen grotescas a ojos de muchxs. La visualización de esa señora entre indignada y dramáticamente afectada no puede pasar desapercibida. Los medios como portavoces del capital han querido captar y extender su imagen para criminalizar a lxs estudiantes, pero les ha salido muy mal. La sobreactuación de esa señora ante el incendio de su coche sólo ha demostrado lo miserable de las subjetividades completamente dominadas por el capital. Todo un alarde de ausencia de cualquier tipo de conciencia. En menos de 10 minutos descalifica a los estudiantes por no pedir las cosas por los cauces democráticos (hasta el entrevistador parece joderse de ella), pretende que su vida entera se ha desmoronado porque no tiene coche, valora la propiedad privada por encima de todo, expresa su convicción de ser tan inocente que no debería pasarle nunca nada en la vida (‘yo no me meto en problemas nunca’) y, en definitiva, se presenta como la perfecta víctima inocente que nunca supo cuál era su papel en este tiempo que le tocó vivir. Su rol de empresaria, emprendedora, liberal, seguro que no es significativo, es una casualidad.
Al verla se mezclan sentimientos que van desde la risa ante el patetismo llevado al extremo y la nausea al vislumbrar un futuro en el que el capital ha conseguido moldear especímenes como éste, más preocupados por una propiedad que por las personas, incapaces de pensarse fuera del sistema mercantil, deseosos de seguir formando parte de la máquina. Y es que vivimos en un mundo en que el la solidaridad se expresa en buena medida desde la pérdida injustificada de una mercancía. ‘Su’ mercancía, como rápidamente matiza esta caricatura burguesa. Es la solidaridad de los consumidores, de los productores y de los mediadores. En definitiva en un momento esta señora dice más de la sociedad que vivimos que un análisis sociológico pormenorizado del especialista de turno.
Sólo queda decirle aquello de los Eskorbuto…
Nadie es inocente, todxs terroristas!!

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