Cuando nos hablan de crecimiento económico, se refieren a empeoramiento de las condiciones de vida generales; cuando nos hablan de mejoría del clima empresarial, se refieren al empeoramiento del entorno inmediato de la gente; cuando nos hablan de aumento del atractivo para inversores extranjeros, se refieren a la disminución de condiciones de trabajo y a la política de manga ancha con el capital; cuando nos hablan de aumento de la productividad, quieren decir empeoramiento de la calidad de los servicios y de las condiciones de los trabajadores; cuando nos hablan de aumento de competitividad, se refieren a ponerse al mismo nivel de explotación que otros países más avanzados en este aspecto; datos, datos y más datos económicos. En ellos se escudan. En su lenguaje de especialista. Inflación baja, aumento del PIB, crecimiento de economía, disminución de deuda, aumento de ingreso per cápita, bla,bla,bla. Está claro que el lenguaje de unxs pocxs sólo sirve para encubrir la realidad de muchxs. El ministro de Desarrollo Económico de Túnez lo ejemplificaba hace unos años en la revista ‘Finanzas y Desarrollo’ (link). Las noticias de estos días arrojan luz a lo que se refería.
Por la abolición de la dictadura de la economía!!
Recuperemos nuestras vidas!!
Arriba lxs que luchan!!
Info extraida de prensa burguesa.
Las protestas en Túnez se extienden a la vecina Argelia, el país más poblado y rico del Magreb. En la capital, en una decena de ciudades, entre ellas Boumerdes, y, sobre todo, en Orán, la segunda aglomeración urbana del país, cientos de jóvenes se enfrentaron muy violentamente a las fuerzas del orden a lo largo de la tarde del miércoles y, a veces, hasta la madrugada de ayer jueves.
El origen de la protesta no es tan preciso como lo fue en Túnez, pero sí es igual de espontáneo. Los primeros brotes de descontento surgieron el martes en Argelia, pero fue al día siguiente cuando los jóvenes, a veces encapuchados y provistos de palos o de barras de hierro, se apoderaron del centro de Orán y de al menos cuatro barrios de Argel, incluido el céntrico de Bab el Oued.
Se echaron a la calle para denunciar la subida de los precios de algunos productos básicos, como el aceite y el azúcar, destrozaron el mobiliario urbano, y apedrearon y lanzaron cocteles "molotov" contra edificios públicos, empezando por alguna comisaría como la de Bab el Oued. "El Estado seguirá subvencionando los productos de primera necesidad", se apresuró en declarar el ministro de Comercio, Mustafá Benbada, en un intento de acabar con la revuelta.
En Argelia la rebelión es más juvenil, menos masiva, y más violenta que en Túnez. Más allá de sus desencadenantes puntuales en ambos casos pone de relieve la desesperación de una juventud mayoritariamente en paro, que se considera sin futuro y oprimida por regímenes autoritarios aunque de distinto signo económico, liberal en Túnez y con reminiscencias socialistas en Argelia.
En Túnez la revuelta, que empezó hace tres semanas con la inmolación de un joven de 26 años cuyo carrito de vendedor ambulante fue volcado por la policía, continuó ayer con una huelga convocada por los colegios de abogados y que fue seguida por el 95% de los 8.000 letrados del país, según su decano Abderrazak Kilani. Cientos de ellos se concentraron en el vestíbulo del Palacio de Justicia de la capital bajo la atenta mirada de los antidisturbios que no intervinieron.
La policía sí actuó, en cambio, para apresar ayer de madrugada a uno de los más célebres blogueros, Hamadi Kalouicha, y a "El General", un rapero que compuso una canción cuya letra reza "Presidente, tu pueblo está muerto", según la web alternativa Nawaat.org. Decenas de personas menos conocidas han sido también detenidas en todo el país.
Pese a la represión policial, algunas de las figuras tradicionales de la oposición al régimen, a las que la revuelta pilló por sorpresa, están convencidas de que las protestas seguirán. Continuarán porque más allá de los "métodos bárbaros" de las fuerzas del orden "no ha habido respuesta del poder a las legítimas reivindicaciones de la población", declaró a la televisión "France 24" la abogada Radhia Nasraoui, presidenta de la ilegal Asociación de Lucha contra la Tortura.
Sihem Bensedrine, portavoz del ilegal Consejo Nacional de las Libertades y exiliada en Barcelona, se atreve incluso a vaticinar, en conversación con este corresponsal, que "estamos ante el fin del régimen del presidente Ben Ali". ¿Por qué? "Nunca en la historia contemporánea de Túnez un jefe de Estado ha sido tratado así por ciudadanos de a pie que por tradición y por miedo respetaban hasta ahora las instituciones", responde.
"Los eslóganes coreados masivamente en la calle demuestran el desprecio que inspira el régimen », prosigue Bensedrine. Las consignas más repetidas por los manifestantes son, según ella, "¡Ben Ali, cobarde!", "¡Ladrones, devolved el dinero al pueblo!", "¡Fuera los ladrones de Cartago!", la sede del palacio presidencial que Ben Ali ocupa desde hace 23 años.
Abdelatif Bensalem, un intelectual hispanófono exiliado en París, se lamenta, no obstante, que el régimen de su país cuente aún con el apoyo de Francia, Italia y España así como con el de EE UU, países a los que ha logrado convencer de que es un baluarte contra el islam radical. Ningún gobierno europeo ha condenado la actuación de la policía tunecina cuyos disparos causaron la muerte en Nochebuena de dos manifestantes en Mezel Bouzayane.
El secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, hizo grandes esfuerzos durante la presidencia española para otorgar a Túnez el llamado "estatuto avanzado" del que goza Marruecos desde 2008 y que le convierte en socio privilegiado de Europa, pero no logró rematar la negociación.
IFEX, una ONG canadiense que apoya a la oposición tunecina, intentó celebrar en noviembre, en Madrid, una reunión de disidentes de dentro y de fuera del país, pero no pudo hacerlo porque el Consulado de España en Túnez no concedió visados a dos destacados adversarios de Ben Ali, según los organizadores.
Las protestas en Túnez se extienden a la vecina Argelia, el país más poblado y rico del Magreb. En la capital, en una decena de ciudades, entre ellas Boumerdes, y, sobre todo, en Orán, la segunda aglomeración urbana del país, cientos de jóvenes se enfrentaron muy violentamente a las fuerzas del orden a lo largo de la tarde del miércoles y, a veces, hasta la madrugada de ayer jueves.
El origen de la protesta no es tan preciso como lo fue en Túnez, pero sí es igual de espontáneo. Los primeros brotes de descontento surgieron el martes en Argelia, pero fue al día siguiente cuando los jóvenes, a veces encapuchados y provistos de palos o de barras de hierro, se apoderaron del centro de Orán y de al menos cuatro barrios de Argel, incluido el céntrico de Bab el Oued.
Se echaron a la calle para denunciar la subida de los precios de algunos productos básicos, como el aceite y el azúcar, destrozaron el mobiliario urbano, y apedrearon y lanzaron cocteles "molotov" contra edificios públicos, empezando por alguna comisaría como la de Bab el Oued. "El Estado seguirá subvencionando los productos de primera necesidad", se apresuró en declarar el ministro de Comercio, Mustafá Benbada, en un intento de acabar con la revuelta.
En Argelia la rebelión es más juvenil, menos masiva, y más violenta que en Túnez. Más allá de sus desencadenantes puntuales en ambos casos pone de relieve la desesperación de una juventud mayoritariamente en paro, que se considera sin futuro y oprimida por regímenes autoritarios aunque de distinto signo económico, liberal en Túnez y con reminiscencias socialistas en Argelia.
En Túnez la revuelta, que empezó hace tres semanas con la inmolación de un joven de 26 años cuyo carrito de vendedor ambulante fue volcado por la policía, continuó ayer con una huelga convocada por los colegios de abogados y que fue seguida por el 95% de los 8.000 letrados del país, según su decano Abderrazak Kilani. Cientos de ellos se concentraron en el vestíbulo del Palacio de Justicia de la capital bajo la atenta mirada de los antidisturbios que no intervinieron.
La policía sí actuó, en cambio, para apresar ayer de madrugada a uno de los más célebres blogueros, Hamadi Kalouicha, y a "El General", un rapero que compuso una canción cuya letra reza "Presidente, tu pueblo está muerto", según la web alternativa Nawaat.org. Decenas de personas menos conocidas han sido también detenidas en todo el país.
Pese a la represión policial, algunas de las figuras tradicionales de la oposición al régimen, a las que la revuelta pilló por sorpresa, están convencidas de que las protestas seguirán. Continuarán porque más allá de los "métodos bárbaros" de las fuerzas del orden "no ha habido respuesta del poder a las legítimas reivindicaciones de la población", declaró a la televisión "France 24" la abogada Radhia Nasraoui, presidenta de la ilegal Asociación de Lucha contra la Tortura.
Sihem Bensedrine, portavoz del ilegal Consejo Nacional de las Libertades y exiliada en Barcelona, se atreve incluso a vaticinar, en conversación con este corresponsal, que "estamos ante el fin del régimen del presidente Ben Ali". ¿Por qué? "Nunca en la historia contemporánea de Túnez un jefe de Estado ha sido tratado así por ciudadanos de a pie que por tradición y por miedo respetaban hasta ahora las instituciones", responde.
"Los eslóganes coreados masivamente en la calle demuestran el desprecio que inspira el régimen », prosigue Bensedrine. Las consignas más repetidas por los manifestantes son, según ella, "¡Ben Ali, cobarde!", "¡Ladrones, devolved el dinero al pueblo!", "¡Fuera los ladrones de Cartago!", la sede del palacio presidencial que Ben Ali ocupa desde hace 23 años.
Abdelatif Bensalem, un intelectual hispanófono exiliado en París, se lamenta, no obstante, que el régimen de su país cuente aún con el apoyo de Francia, Italia y España así como con el de EE UU, países a los que ha logrado convencer de que es un baluarte contra el islam radical. Ningún gobierno europeo ha condenado la actuación de la policía tunecina cuyos disparos causaron la muerte en Nochebuena de dos manifestantes en Mezel Bouzayane.
El secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, hizo grandes esfuerzos durante la presidencia española para otorgar a Túnez el llamado "estatuto avanzado" del que goza Marruecos desde 2008 y que le convierte en socio privilegiado de Europa, pero no logró rematar la negociación.
IFEX, una ONG canadiense que apoya a la oposición tunecina, intentó celebrar en noviembre, en Madrid, una reunión de disidentes de dentro y de fuera del país, pero no pudo hacerlo porque el Consulado de España en Túnez no concedió visados a dos destacados adversarios de Ben Ali, según los organizadores.
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