La ciencia avanza para que dejemos de ser humanos

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Ahora ya se puede ser feliz sin excusa alguna. Nuestros estados afectivos podrán ser independientes de nuestras experiencias vitales, de nuestra situación, de nuestro contexto. Con una sencilla intervención que coloca un electrodo en el córtex prefrontal del cerebro y emite impulsos eléctricos regularmente nuestro ánimo no se verá afectado por los problemas de la vida.

Por más ingenuos que se declaren los científicos y los médicos respecto de su función social, queda claro que lo que hacen, lo que promueven, tiene un carácter de control social irrebatible y sólo su estrechez de miras, la especialización que tanto Se alaba hoy día, evita que pongan en relación aspectos de la vida (y la libertad del ser humano) ligados a su trabajo. El reduccionismo biológico impone su ley en las ciencias médicas. Luego, cuando las cosas no acaban de ceñirse a sus teorías, porque el hombre es más resbaladizo de lo que creen, tienen que complementar sus teorías con otras de corte humanista, sean psicológicas, sociológicas, antropológicas o históricas. Todo vale para cerrar la cuadratura del círculo.
¿Alguien piensa aún que no estamos en 'el mundo feliz' de Huxley?