'Una sociedad que ha abolido la aventura convierte la abolición de esta sociedad en la única aventura posible'

jueves, 3 de febrero de 2011

Apuntes sobre la representación


El espectáculo es materialmente ‘la expresión de la separación y del alejamiento entre el hombre y el hombre’.

La sociedad del espectáculo. G. Debord.



Sobre la representación de lxs trabajadorxs han basado los sindicatos su poder para pactar con el Estado las reformas laborales y sociales que van a pesar sobre nosotrxs los próximos años. Sobre la representación de la población palestina se apoya el Gobierno palestino para pactar ciudades a ceder, muertxs a ofrecer y presxs a mantener en Israel[1]. Sobre la representación de lxs ciudadanxs basa el Gobierno español su potestad de legislar la Ley Sinde o los gobiernos locales sus normativas cívicas. Son ejemplos del mundo en que vivimos, en el que la imagen representadora se eleva sobre nosotrxs. La mejor de las veces (pero no la mayor) podemos votar democráticamente por esa representación. Pero la imagen pulula a sus anchas. Los medios de comunicación contribuyen a generar representaciones, pero no solamente. La imagen de la protesta, la revuelta, la amistad, el amor, etc. Imágenes vacías, si no son vividas, imágenes cristalizadas, comprendidas desde sus prejuicios, desde sus intereses, los intereses del capital obviamente. Lo que no entra en sus esquemas de lo que es una ‘revuelta’, una ‘protesta’, el ‘amor’, ‘la amistad’, es calificado enseguida de terrorismo, delincuencia, locura o cualquier otro calificativo despreciativo. La imagen crea su realidad. Se construye ajena a ella. Se le añaden y se le restan partes para que sea digerible, para que cumplan su función asignada por los intereses del capital. En Túnez y Egipto las noticias llegadas desde allí no alcanzan a dar cuenta de la realidad. Se intentan encajar en clichés, conceptos, historias, pero se escapan. El hecho de no tener un líder ni una dirección clara… Intentan encajar líderes por todos lados, ofrecer explicaciones, plantear caminos a seguir. Como cuando en Francia los banlieus y lo que no eran banlieus ardieron. Romper con la representación, con la imagen, con el espectáculo, entraña una posibilidad de futuro, de realizar la historia. ‘La revolución no será televisada’, decían hace unos años. A día de hoy podemos ver imágenes en directo por TV de lo que ocurre en Egipto, pero eso, es sólo eso, imágenes, explicaciones más o menos peregrinas, lejanas de lo vivido. Simple espectáculo.
Las nuevas tecnologías, que han estallado en un boom de relaciones virtuales, también contribuyen a fomentar representaciones. Representaciones de sexo, relaciones sociales parciales, movimientos ciudadanistas, culturales, políticos, que sólo existen en lo virtual, como idea, y no como hecho (‘no puede haber libertad sin actividad’ decía Debord). El cine es otro medio de crear imágenes separadas de lo vivido, con sus clichés, sus historias ya trilladas. Los sociólogos han listado algunas características de la modernidad tardía o posmodernidad que describen la situación actual de mediación generalizada mediante imágenes. Escepticismo generalizado (nada es real, todo es posible), multiplicación de alternativas posibles (pero a la práctica no realizadas la mayoría y generadoras de dos posturas: la actividad arrolladora pero incoherente y la parálisis), pérdida de la coherencia de la totalidad, es decir parcialidad, fragmentación, disociación de las relaciones con uno mismo y con los demás, etc, etc.
Y como queda claro que representación es alienación, separación de lo representado, e implica una especialización que a su vez refuerza el proceso de alienación. Y que nosotrxs vivimos  en un mundo de mediación generalizada, donde muchxs se juegan nuestra representación y donde nosotrxs mismxs mediatizamos nuestras relaciones a través de imágenes. Nos queda crear comunicación directa y actividad colectiva consecuente, histórica y autocrítica. Las situaciones en que esto se vuelve decisivo ya se están dando. En los trabajos, en la calle, en las relaciones; ahí es donde se decide la historia que hacemos.


[1]  Poco me importa si es una maniobra del gobierno de Irán para desacreditar al gobierno palestino  actual o no, como si es la CIA o Cristo resucitado. La mera posibilidad ya hace posible el hecho de que ocurra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.