Hace unos días escuché a un delegado de CCOO de la fábrica de Yahama en Barcelona, ahora que han anunciado el cierre y despido de 400 trabajadorxs, que decía que lxs trabajadorxs de aquí eran más baratxs y productivxs que lxs de Francia, donde se trasladará la producción. Parece que muchxs se conforman con el papel pasivo de objeto que nos asigna el capital… El Estado, como brazo ejecutor del capital, nos reserva el mismo papel. No puede ser de otra forma. Su tarea es la de darnos la formación que requieren las empresas para colocarnos y explotarnos, sea lo que sea que toque trabajar en el momento que nos toca vivir. Ahora se necesitan trabajadorxs con formación alta (es normal, trabajadorxs de bajo nivel formativo, lxs hay mucho más baratxs en el mercado asiático, de Europa del Este o de Sudamérica) y modifican los planes educativos para que así sea. El plan de enseñanza estatal no parece muy complicado. Según el mercado dispone, así nos modelan.
El único momento activo, si se le pueda llamar así realmente, es el de elegir entre las opciones que nos proponen. Esas que con apariencia de ser distintas, incluso contrapuestas, tienen un fondo común, el del consumo y el del mantenimiento del actual estado de las cosas. La única vía que el actual dominio deja es la de elegir entre qué objeto consumir, que rol de identidad elegir, que gustos preferir, entre la amplia gama que ponen a nuestra disposición.
Como ejemplo, la feria del móvil que hemos padecido en Barcelona estos días. Miles de individuos venidos de otros lugares que desembarcan en Barcelona para exponer el último modelo de móvil. Individuos que representan el poder del capital. Poder de hacer suya la ciudad. Una ciudad ya transformada absolutamente para ellxs. Una ciudad que su máxima ambición es conseguir acaparar los máximos congresos de los distintos productos para reproducir su valor. Una ciudad-mercancía. Así es que como desde hace ya unos años la ciudad se ha transformado en un gigantesco salón recreativo de lxs adineradxs de este mundo. Y cuando digo adineradxs, no quiero decir millonarixs, quiero decir sobretodo las clases medias de los países occidentales y clases altas de países en vías de desarrollo. Que si despedidas de solteros, que si cruceros, que si ferias de muestra, que si congresos, que si Olimpiadas, que si reuniones de organismos internacionales culturales, políticos, económicos… Y así se transforma la ciudad en el parque temático que es, donde para tener una porción de relación social hay que pagar. Nada que decir, sólo trabajar en lo que nos ofrecen.
La promoción y expansión de las empresas nacionales y transnacionales consigue cambiar la vida de los barrios. Diseñando zonas de dominio económico (como el 22@ en Barcelona o el Distrito Económico en Hospitalet) atraes un tipo de gente y se genera negocio entorno a esta gente, desplazando la gente del barrio. Donde había la gente del barrio de toda la vida con un tipo de relación, se posiciona un ejército de oficinistas de cuello blanco con otro tipo de relación. A esto se le llama colonización. Las ferias significan esto, pero de forma transitoria. El problema es que la transitoriedad dura hasta el siguiente congreso. Además, la policía, se dedica a vigilar con ahínco que lxs recién llegadxs no tengan ningún tipo de problema de seguridad y tengan atención suficiente. Se genera una actividad enorme entorno a estas ferias. Entre policía, carteristas, gente que trabaja orientando a lxs bienvenidxs, repartiendo publicidad, prostitución para dar todos los servicios a lxs foránexs…
Y es que una ciudad así, orientada a la apariencia, debe sostenerse a cuenta de lo que se oculta. Se trata del trabajo precario generalizado, el deterioro de las relaciones sociales no mediatizadas por mercancía, el continuo sometimiento al control más absoluto o la enorme dependencia generalizada de contingencias externas que modifiquen la demanda turística. De ahí que la meteorología (y su predicción) tomen un papel destacado, o el marketing de la ciudad, o los pactos económicos con otros países. Y nosotrxs, como piezas, como peones, a disponer. Nos dirigen, nos modelan, nos explotan y luego nos escupen, y a disponer.
O no.
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