En vistas de que con el advenimiento de la crisis mucha gente no podrá pagar sus hipotecas ya se han puesto en marcha todos los resortes del capital para hacerlo posible. Las medidas económicas dictadas por el Gobierno y sus socios parlamentarios y las medidas de la banca para asegurar que las hipotecas que se conceden desde ahora sean más seguras a la hora de pagarlas fueron las primeras. La izquierda del capital, desde los partidos políticos hasta los movimientos ciudadanistas pasando por los sindicatos, proponen ahora una modificación de la ley hipotecaria que consistiría en finiquitar la deuda con el banco al dar las llaves del piso. Un mal menor que ayudaría a los que no pueden hacer frente a las cuotas hipotecarias a las que accedieron tiempo atrás y que quedan endeudados por los siglos de los siglos.
Si bien supone un alivio para muchas personas, no cuestiona para nada el fondo del problema. Más bien contribuye a mantener un sistema basado en la dictadura económica y en la mercantilización de todo, en este caso la vivienda. Otros países ya remodelaron el sistema de pagos y permiten mayor flexibilidad a la hora de hacer frente a los pagos (sea mediante disminuciones temporales de las cuotas mensuales, paso de propietarios a arrendatarios, fortalecimiento de las medidas para conceder hipotecas, etc). La cuestión fundamental es la de seguir manteniendo el sistema económico sin dejar a demasiada gente en la exclusión social para que no se conviertan en un problema social más importante. Seguir siendo esclavo del consumo y del trabajo es el objetivo fundamental. Las medidas que se adoptan, vengan de derechas o de izquierdas o de anarquistas, y aunque difieran en la forma y en el porcentaje de afectación del polo empresarial o el polo ciudadano, tienen la misma misión: mantener el actual estado de las cosas. Al seguir apostando por soluciones momentáneas en lugar de hacer planteamientos radicales (que siempre serán minoritarios al inicio) que impliquen una mayor concienciación de los problemas de la gestión capitalista, se está contribuyendo a seguir alimentando a lxs que nos roban nuestras vidas. De aquí al hastío y la indiferencia ante todo lo que nos imponen va un pasito. Eso sí, mejor si nos quitamos la deuda y dentro de unos años podemos seguir disfrutando del mismo ocio, consumo, relaciones y trabajo.
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