Primero se atribuyeron a Al Qaeda, es decir al fundamentalismo islámico.
La argumentación se basaba en que Noruega participa en la guerra de Afganistań y de Libia.
Luego se atribuyeron a los grupos antisistema, un término cómodo que funciona como cajón de sastre para meter en él a cualquiera que no esté de acuerdo con el orden establecido.
Finalmente parece que este último diagnóstico ha resultado ser el más acertado. Solo que no en el sentido en que habitualmente se entiende: izquierdistas y anarquistas antisistema.
El energúmeno que ha admitido ser el responsable es Anders Behring Breivik, noruego de 32 años de edad, un “antisistema” que padece de fundamentalismo cristiano protestante, nacionalismo de extrema derecha, masón, antimarxista, antiislámico, antiinmigración, racista y sionista, por citar solo algunos de sus múltiples síntomas.
Igual que Timothy McVeigh, de 33 años de edad responsable del atentado de Oklahoma en 1995 (en el que 168 personas fueron asesinadas y 450 heridas), Anders Behring Breivik era un fanático convencido de que actuaba para el “bien común” según explica en sus escritos.
Según TVE, el Departamento de Estado norteamericano había comunicado que un grupo musulmán había asumido la autoría de la matanza. Luego cambió y en el Canal 24 Horas, repitió que detrás del atentado se encontraban grupos de ideología anarquista o de extrema izquierda.
El Departamento de Estado habría pues promocionado sin la más mínima prueba en todo el mundo que los responsables eran terroristas musulmanes desde los rimeros momento. Pero ya sabemos lo rapidísimos que son estos chicos para detectar culpables. Recuerda cómo en el atentado del 11 S en cuestión de horas ya tenían, no solo a Ben Laden y Al Qaeda, sino la lista y las fotos de todos los terroristas islámicos. Es fácil ser rápidos especialmente cuando ya se tienen designados los culpables de antemano.
El New York Times informó originalmente que "Un grupo terrorista, Ansar al-Jihad al-Alami, o los ayudantes de la Jihad Mundial, emitió una declaración afirmando la responsabilidad del ataque, de acuerdo con McCants Will, un analista de la CNA, instituto de investigación sobre el terrorismo". En ediciones posteriores, el NYT añadió que "Funcionarios estadounidenses dijeron que el grupo Ansar al-Jihad al-Alami era desconocido hasta entonces y podría ni siquiera existir."
La fuente de la información inicial era McCants Will, profesor adjunto en la Universidad Johns Hopkins. En su página web se describe como ex asesor principal para contrarrestar el extremismo violento en el Departamento de Estado de EE.UU., director del programa de la Iniciativa Minerva en el Departamento de Defensa, y miembro del Centro de West Point de lucha contra el terrorismo".
McCants Will dijo que la información había sido publicada por Abu Sulayman al-Nasir para el foro yihadista árabe, Shmukh, que es (según el) el principal foro de yihadistas que apoya a al-Qaeda. Pero reconoció que el enlace ahora era inaccesible y que la iba a colocar en twiter.
Así que como el sitio web Shmukh no es accesible, no hay forma de comprobar su principal fuente para realizar su acusación a los grupos fundamentalistas islámicos.
El New York Times también publicó inicialmente comentarios sobre el “Choque de Civilizaciones”. Luego cuando estuvo claro que no se trataba de un atentado islámico, sino de todo lo contrario, se las arregló para seguir con el mismo cuento: “El terrorista se convirtió en un “extremista cristiano” desquiciado cuyas tácticas reflejaban claramente “la brutalidad y los múltiples ataques de Al Qaeda”. De esa manera el periódico vinculó al terrorista con musulmanes, a pesar de su “fuerte antipatía hacia ellos” (se refiere a la del noruego).
Pero no fue solo el New York Times el único, otros periódicos nacionales e internacionales hicieron lo mismo.
Un detalle interesante es que dependiendo de quien sea el terrorista el tratamiento de la noticia también cambia. “Cuando lo realiza uno de derechas tienden a criminalizar al individuo y cuando el autor es de otro signo cualquiera se tiende a criminalizar al grupo al que pertenece”.
"Si un blanco, nacionalista cristiano realiza tales atrocidades, él es siempre, un chiflado solitario... no será reconocido como “terrorista” en absoluto porque es blanco, cristiano y un “patriota... Pero si un musulmán-- o cualquier persona del color o de otra pertenencia étnica hace cualquier cosa similar, entonces, ese autor es emblemático de una raza o de una religión entera o de un grupo étnico: un grupo que debe entonces ser puesto bajo sospecha y acoso colectivo por las fuerzas de la “seguridad” .
El presidente de EE.UU. Obama fue más prudente en su primera intervención, pero de todos modos la aprovechó para promocionar la guerra contra el terrorismo, dijo que el ataque: "Es un recordatorio de que toda la comunidad internacional tiene un interés en la prevención de que se produzca este tipo de terrorismo y que tenemos que trabajar en cooperación conjuntamente en materia de inteligencia y de prevención de este tipo de horribles ataques".
El primer ministro de Nueva Zelanda John Key que andaba de visita por “gringolandia”, no perdió la ocasión para justificar la participación de su país en la ocupación de Afganistán: "Si se trata de un acto de terrorismo global, creo que muestra que ningún país, grande o pequeño, es inmune a ese riesgo, y es por eso que Nueva Zelanda juega su papel en Afganistán y trata de unirse a otros como Estados Unidos para hacer del mundo un lugar más seguro".
La atribución a un grupo islámico era previsible. Máxime cuando el 8 de julio del 2010 se habían arrestado en Noruega tres sospechosos de pretender cometer atentados terroristas que se relacionaron con Al-Qaeda.
Al Qaeda es utilizada según convenga para justificar guerras como en Afganistán y ataques como en Yemen o para desestabilizar países como en Chechenia, Yugoslavia y ahora en Libia y Siria.
Poco les faltó para culpar al archidemonizado Gadafi de estar detrás de los ataques.
Ciertamente Noruega participa en la agresión a Libia pero hay un pequeño detalle que no carece de importancia. Justo horas después de que el secretario de defensa estadounidense, Robert Gates, en Bruselas diese un rapapolvo a sus socios de la OTAN por su falta de cooperación en la misión de Libia, la ministra de defensa noruega, Grete Faremo, dijo en Oslo que su país disminuirá de seis a cuatro el número de caza bombarderos con los que contribuye y que abandonará por completo la misión a partir del 1 de agosto.
Estaba recopilando los numerosos datos que indican una posible participación israelí en los atentados desde que me enteré de que su autor además era pro-israelí , cuando Rebelión publicó el domingo un excelente artículo bien documentado de María José Lera y Ricardo García Pérez sobre el tema. Así que decidí incluirlo en este boletín y seguir dedicándome a contrarrestar la desinformación sobre la guerra de Libia.
Especialmente destacable me parece el hecho de que Noruega siempre haya mantenido conversaciones con Hamas además de con la denominada “autoridad Palestina.” Una postura mucho mas razonable que la de sus colegas europeos, y por supuesto estadounidenses, que ignoran ostentosamente que Hamas fue elegido democráticamente por la mayoría del pueblo en Gaza.
Añadiré que hay otro motivo importante por el cual Noruega ha provocado la cólera de los sionistas en un punto muy sensible. Además el ministro noruego de exteriores, Jonas Gahr Store ha dicho que su país apoya el derecho de Irán a tener su propio programa nuclear civil.
Pero, en la versión oficial ¿no hay algo que no cuadra?
De momento se han contabilizado 76 muertos (y casi 100 heridos) todo un récord para un hombre solo.
Gordon Duff escribió en Veterans Today que «el coche-bomba tenía la firma de una agencia de inteligencia. Nadie más se molesta con estas cosas». De hecho y después de todo está bastante claro que un coche-bomba de tal magnitud, y una operación de tal nivel de sofisticación no puede ser realizada por un hombre normal con tanta facilidad.
Más increíble todavía resulta que un hombre solo pudiera matar a mas de 70 personas y herir a otras tantas. Semejante habilidad sin duda hace enrojecer de envidia a los asesinos a sueldo de Xe Blackwater y de otras compañías de mercenarios.
Se ha hablado e incluso hay imágenes de un segundo tirador, pero sigue siendo inverosímil que dos tiradores consiguieran llevar a cabo semejante masacre. Al fin y al cabo hicieron falta 3 para matar a un solo hombre: el presidente Kennedy.
Todo apunta una vez más a que la teoría del “asesino loco solitario” es un montaje y que hay servicios de inteligencia tras el doble atentado entre los cuales el Mossad israelí es el primer candidato.
Publicado en Valladolor y extraído de ARMAS CONTRA LAS GUERRAS
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