En estos días posteriores al desastre nuclear de Japón hemos podido ver a decenas de ingenieros explicándonos lo que significaba lo que estaba sucediendo allí. Todos minimizan los riesgos, subestiman el desastre y abogan por el mantenimiento de la energía nuclear. No en vano se han criado en las universidades que siempre lo han promovido y ahora comen de ello.
Un tema de fondo que aparece es el de la relación entre los especialistas (de todo pelaje) y su función en el mantenimiento del Dominio. No es nuevo el papel que ejercen el ejército de profesionales cualificados formados en las distintas universidades y que asumen su papel con la responsabilidad propia exigida por sus puestos. Pero conviene refrescar la memoria de tanto en cuanto para poder desprendernos de las sandeces que estos miopes de corta perspectiva sueltan y poder pensar por nosotros mismos.
Ingenieros justificando la energía nuclear sin pararse a cuestionar nada ajeno a su productividad; científicos justificando la experimentación animal sin pararse a cuestionar que de reducir la vida animal a una mercancía a hacerlo con la vida humana va un pasito muy corto; médicos dando su aprobación a una interpretación reduccionista biológica de la vida, obviando la fundamental relación entre nosotros, nuestro entorno y lo que hacemos en/de él; jueces y abogados creando nueva jurisprudencia que contribuye a alimentar al Sistema, dando una falsa sensación de progreso legislativo, cuando no hacen más que limitar nuestra libertad y justificar la represión; economistas que justifican el Sistema buscando salidas honorables a la situación a la que nos está llevando la propia Economía de Mercado; profesores y educadores de todo tipo buscando salidas ( a cual más peregrina) a los problemas generados por el propio desarrollo del actual sistema (agresiones a maestros, apatía por estudiar, masificación en las aulas, integración de los inmigrantes…); trabajadores de los social usando los medios de que disponen (siempre insuficientes por supuesto) para tratar de lograr unas mejoras sociales imposibles, y siempre muy parciales, en un sistema de Dominio de la Mercancía y la Economía (¿más dinero para cada vez más excluidos?).
En definitiva, estos esclavos del Sistema, que este mismo se encarga de premiar para agradecer su labor propagandística, y que habitualmente están muy concienciados con un mejor mundo posible (eso sí, sin alterar gran cosa la situación de privilegios que casi pasan por ser naturales), sostienen un Sistema que cuanto más nos intenta sacar del pozo en que nos ha metido más nos empantana en él. A esto algunos especialistas de la sociología lo han llamado pregresión. Feo nombre para decir lo que algunos ya vienen diciendo durante mucho tiempo. Que el Progreso no es mejor.
El camino de la Negación Absoluta se alza ante nosotros para servirnos en la destrucción de todo lo que nos convierte en esclavos. Que así sea.
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