'Una sociedad que ha abolido la aventura convierte la abolición de esta sociedad en la única aventura posible'

miércoles, 7 de marzo de 2012

Así se trata a lxs siervxs del poder (Atenas)

Ilion, Atenas: fuerte y masivo abucheo en concierto del fracasado apaciguador de la rabia social 

El lunes 5 de marzo, en el barrio ateniense de Ilion, el miserable vendedor de “arte popular” Dalaras recibió otro abucheo inolvidable, más fuerte y masivo que los dos anteriores, en los barrios de Atenas Neo Iraklio y Níkea, hace unos días. El municipio local que pertenece al partido gobernante Pasok, había accedido a que el barrio de Ilion se incluyera en la serie de conciertos llamada “gira de solidaridad” por el sistema de estrellato griego y los medios de desinformación y propaganda masivas. Sin embargo, hicieron planes sin contar con la rabia de la gente. Más de 300 personas se habían reunido fuera del estadio municipal unas horas antes del comienzo del concierto, colgaron pancartas, repartieron panfletos y entablaron conversación con los transeúntes y con las menos de 100 personas que al final asistieron al show de mal gusto de este cantante, partidario de la política del gobierno y muy apoyado por el Régimen.
La Policía, los agentes de seguridad y los bravucones del “artista” trataron de impedir a la gente reunida a entrar. En un concierto de entrada gratuita sometieron a la gente a un control exhaustivo, pero después de la reacción colectiva y combativa de los reunidos, se vieron forzados a abandonar sus planes.
Cuando el presumido y vanidoso siervo del Régimen salió a la escena, fue recibido con lemas, abucheos, silbidos y gestos, mientras que no faltaron los yogures, el agua, las sillas y los huevos y otros objetos arrojados hacia su lado. Los lemas gritados y los gritos fueron muchos. Entre ellos destacaron los siguientes: “Fuera”, “Vete de nuestro barrio”, “La solidaridad es el arma de los pobres, guerra a la guerra de los patrones”, “Terrorismo es que andes buscando trabajo, fuego a Kolonaki y Kifisiá (barrios residenciales)”, “Vendido”, “Verguenza”. Hubo casos de personas que habían acudido al estadio para asistir al concierto pero después de conversar con los que estaban protestando y abucheando y después de leer el texto del panfleto repartido, se unieron a la protesta y se pusieron a abuchear y participar en la protesta.
Esta vez Dalaras no se podía creer lo que veía y sobre todo lo que escuchaba. Estaba solo. Ni siquiera su propia mujer, ministra del gobierno, estaba ahí para defenderlo. Trató de ironizar, de hacer la vista gorda, de fingir que todo iba bien y no le importaba el fuerte abucheo de la gente, pero no convenció ni al puñado de los que lo aplaudían de vez en cuando. Interpretó las canciones de su aburrido repertorio de un tirón, sin parar de cantar, sin descanso, para evitar escuchar el abucheo cuando no se tocaba. El show se acabó tal como se había comenzado. Cuando Dalaras se volvió contra el público que lo abucheaba coreando, se provocó tensión entre la gente y los guardias alineados en torno al escenario para protegerlo. Entonces los organizadores del show encendieron las luces del estadio mientras su invitado todavía estaba cantando y anunciaron el fin del concierto, antes de que él acabara la canción. Quizá la próxima vez, en algún barrio residencial, más propenso a este tipo de «solidaridad» que venden “artistas” de su género, o en algún concierto patrocinado por algún mecenas amigote suyo, en algún palacio de música esterilizado.
El alcalde de Ilion, un tal Zenetos, del mismo género que el “artista” al que invitó, se dio cuenta de lo que sucedería y no apareció para honrar a su ilustre invitado. Recordamos que la autoridad municipal del barrio de Ilion ha prohibido el pegado de carteles en espacios públicos. Puede ser que el alcalde no apareciera pero mandó al estadio a numerosos maderos municipales, empleados en la Policía Municipal local y en otros sectores del Municipio. Por mucho que estos pretorianos admitan que se ven obligados a estar presentes en eventos similares (como decían a las personas reunidas para abuchear y protestar), su papel es obviamente represivo y la tarea que ejecutan no les permite decir: chorradas de tipo “yo simplemente hago mi trabajo”… Recordemos(les) un viejo lema anarquista: “los maderos no son hijos de obreros, son los perros de los patrones”.
Después del concierto y del nuevo chasco que se llevó el apaciguador fracasado de la rabia popular, un grupo de anarquistas que habían participado en la acción, realizó una marcha por las calles del barrio.
¡Hasta la próxima!
Fuente y fotos aquí.
Ignorando el logotipo de la página web nacionalista que sale en la pantalla, podéis ver algunos momentos del concierto en el siguiente vídeo:





Sacado de la web Verba-volant.

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