'Una sociedad que ha abolido la aventura convierte la abolición de esta sociedad en la única aventura posible'

domingo, 6 de noviembre de 2011

Expropiaciones en supermercados y grandes superficies (Grecia)


Atenas: Este Sábado, 5 de noviembre de 2011, un grupo de compañeros realizamos una expropiación a una sucursal de la cadena de supermercados Bazaar/Fress Express, ubicada en el barrio de Exarchia.
Se expropiaron productos de primera necesidad y alimentos, que fueron compartidos en el mercado popular al cielo abierto, en la calle Kallidromiou.
La multitud recibió con entusiasmo las llenas cestas y aceptó sin vacilar los productos agradeciendo y saludando a la acción.

Sus riquezas son nuestra sangre
Expropiación al Capital por todos los lados


Atenas: El 4 de noviembre, un grupo de unas 20 personas expropiaron varios artículos de un supermecado en el barrio de Petrálona. A continuación se fueron al lugar donde se celebraba un mercadillo y se los repartieron a la gente.

El 3 de noviembre, un grupo de anarquistas expropió varios bienes de un supermercado, en el barrio ateniense de Zografu. A continuación, se los repartieron a la gente, en un mercadillo cerca del supermercado.

El texto repartido durante esta acción:
No nos engañemos. Detrás de la retórica fácilmente digerible sobre los estafadores y los altos ejecutivos (golden boys), sobre los alemanes malos y los mercados implacables en términos vagos y generales, queda oculta nuestra explotación atemporal y el expolio despiadado de la riqueza producida, por la camarilla de los patrones. Y está claro que mientras dominan nuestras vidas, nos subestiman y nos exterminan, con el fin de perpetuar su rentabilidad. Y las bofetadas sucesivas que recibimos, por lo desligadas que se presenten, sirven los intereses de ellos, coherentes y de clase. Al mismo tiempo, siembran el temor con el fin de salvaguardar su Poder: crecimiento del Estado policial, cacerías de inmigrantes, abolición del asilo, incitación al racismo y al patriotismo.
Poner fin a la pasividad. Tomemos la vida en nuestras manos.
El futuro de la clase oprimida no es la búsqueda de la supervivencia, ni la congestión entre la renuncia y la miseria. Está sintetizado en el aquí y ahora, a través de los momentos pequeños y grandes de las negativas y de nuestras luchas. En la lucha diaria contra los patrones y en las huelgas generales, en las manifestaciones, en las asambleas populares, en las estructuras de ayuda mutua, en las ocupaciones de edificios públicos, de escuelas y de universidades, en la rabia contra los maderos y en la solidaridad contra la represión, en las acciones agresivas contra blancos capitalistas y gubernamentales, en la negativa a pagar, desde las cuentas de electricidad y los billetes, hasta los peajes, en las expropiaciones colectivas de bienes en los supermercados y en su distribución en público.
Démonos cuenta de nuestro poder colectivo.
Elaboremos el plan por la emancipación social e individual.
Guerra a la guerra de la patronal.
¡Todos y todas a las huelgas generales!


Volos: El 20 de octubre, manifestantes huelguistas que habían participado en la concentración huelguista pasaron por las oficinas del partido del gobierno Pasok, donde gritaron lemas contra la política del gobierno, y a continuación siguieron su ruta hacia tres supermercados ubicados en el centro de la ciudad (Galaxías, Marinópulos, AB Vasilópulos), donde pidieron a clientes y personal que evacuaran los supermercados, por ser día de huelga general. En el último supermercado, además de la evacuación, los manifestantes vaciaron varios estantes y repartieron sus productos.


Patrás: El mismo día, 20 de octubre, un grupo de 50 anarquistas procedió a la expropiación de un supermercado. A continuación, los bienes expropiados se repartieron a la gente, en un mercadillo cerca del supermercado y luego los compañeros participaron en la manifestación huelguista.

El texto que se repartió durante esta acción:
Amigo, amiga, nos están robando. Desde hace decenas, cientos de años. Nos han tomado la tierra, el agua, nuestros esfuerzos, nuestra cultura, nuestra vida. Y nos dijeron (y siguen diciéndonos) que esto es normal, que es la única manera de vivir. Es decir, con el Estado y el capitalismo. Con mercancías, con ansiedad, con consumo. Trabajando nosotros para que ganen los patrones (locales y extranjeros) de nuestro sudor. Ellos arrojándonos migas y nosotros dándoles las gracias. Y hemos luchado y hemos perdido, una y otra vez. Pues, algunos de nosotros nos hemos hartado. Nuestro tiempo es el tiempo de los relojes de la producción. Y nuestras necesidades se han convertido en mercancías, ganancias, dinero. Lo que tienes, lo que obtienes, lo que es tuyo: todo es falso. Sólo que ahora, en la famosa crisis, lo que parecía inquebrantable, se está sacudiendo y todo lo parecía satisfactorio (una vida tranquila, un puesto de trabajo) se va a paseo. Porque simplemente todo esto era una ilusión. Simplemente porque este sistema no gana lo suficiente, por lo que, lo que aparentemente “nos han dado”, lo están recuperando.
El capitalismo siempre quiere cada vez más, todo lo que nosotros mismos producimos a diario, ya sean bienes tangibles o intangibles. Nos quiere sometidos y sumisos, agachados, tragándonos cada chorrada de salvación nacional, de salida de la crisis. Y encima nos piden comprender la necesidad de todas estas medidas. Lo buenas que son para nosotros. Sin embargo, la crisis es el negocio. Un gran negocio que esencialmente significa que ya todo pertenece al Capital. Todo se cuenta con dinero, con ganancias, desde luego siempre para los que determinan la forma en que producimos, lo que producimos, lo que comemos, lo que bebemos, en última instancia cómo vivimos. Pagamos por nuestra comida, por nuestra salud, por nuestro entretenimiento. Ya que han tomado la tierra, pueden ponerle un precio al arroz (como hacen en algunos países, en los que la gente no puede comprar ni siquiera arroz), ya que han tomado el agua, pueden tasarla.
Alrededor de nosotros, una gran parte de la población mundial vive en la pobreza, la miseria, el desempleo, la barbarie. Y nosotros vivimos en este mundo. Somos jóvenes. Extranjeros/as. Nativos/as. Estudiantes. Desempleados/as. Pensionistas. Obreros/as. Somos de los que estamos viviendo la opresión en cada campo de nuestra vida. Y estamos dispuestos a recuperar todo. No porque nos guste el consumo. No porque nos guste el dinero y la mercancía como un valor en nuestra vida. Sino porque ha llegado la hora de despertar. A mirar a nuestro alrededor, a actuar. Y por fin, hablemos nosotros y no nuestros amos. A definir nuestras necesidades. Con igualdad y solidaridad, en todas partes. Con luchas diarias y combativas en todas partes. En las plazas, los barrios, los sindicatos, los lugares de trabajo, las escuelas, las universidades, dondequiera que estemos diariamente. Y lo repetimos: a recuperar todo, de una vez para siempre. Ha llegado la hora de defendernos unos a otros. No más ir a lo tuyo, fin a la tregua. Poner fin al individualismo, a la propiedad, a la alienación.
No somos unos “Robin Hood” o algunos que tienen sus problemas solucionados y están haciendo su revolución. Esto es lo que van a decir los papagayos de los medios de comunicación masiva. No hemos realizado esta acción porque seamos salvadores, ni queremos ser salvadores de nadie. Formamos parte de esta gente, que concibe la perspectiva de su vida sólo mediante la lucha. Somos algunos de los que viven a vuestro lado, algunos que hoy hemos optado por indicar una de las maneras de romper la miseria, de recuperar nuestro tiempo y nuestra vida. Consideramos estos gestos como acciones que tienen lugar aquí y ahora, con nuestra mente y corazón orientados hacia un mundo de igualdad, de solidaridad y de ayuda mutua. Hacia un mundo de libertad individual y colectiva.

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