Sabemos que en muchas localidades del pais el racismo es una cuestión cotidiana, que se manifiesta, sin que muchos se quieran dar cuenta, en los más pequeños actos del día a día, en esos actos que pocos se cuestionan por darlos por descontado, en ese lenguaje ya pervertido de antemano. Pero la normalidad aparente se rompe de vez en cuando. Entonces salta una noticia como la presente a los mass-media. La virulencia, lo inusual o hasta lo excéntrico son motivos para aparecer en el noticiario, pero situaciones como la del chico que decidió quemar el coche de polis tienen su historia. Que no vengan luego a decirnos que no son actos políticos, porque no hay más política que un acto de venganza contra la política institucional racista y sus servidores. Por más delitos que hubiera cometido el hermano expulsado. O hasta precisamente por ello. La política no es concienciar a los demás, como les da a muchxs del entorno del 15M. Tomar conciencia unx mismx no es un acto teórico. Se hace en la práctica. Seguro que el hombre que quemó el coche de polícía sabía perfectamente lo que es la policía, por más que los vendan como servidores del ciudadano.
Raby Azzahir, de origen marroquí, ha quemado esta tarde un coche patrulla de la Policía Local de Salt para vengarse de la expulsión a Marruecos de su hermano por reincidencia delictiva. El hombre, de 30 años, ha sido detenido tras rociar con gasolina un vehículo de la policía que estaba aparcado al lado de la comisaría y prenderle fuego con un encendedor eléctrico de los que se utilizan en la cocina.
El detenido ha confesado a la policía que actuó por "venganza", enfadado porque su hermano, de 21 años, ha sido expulsado a Marruecos recientemente tras una sentencia judicial por su largo historial delictivo, en el que constan 12 antecedentes por delitos cometidos en la provincia de Girona. Al lugar de los hechos han acudido dos camiones de bomberos. Su actuación no ha sido necesaria porque el fuego había sido extinguido ya por varios policías.
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