En el campo de concentración, todo es posible. |
Por la tarde una mani de unas 2000 personas recorrió la zona del centro de Barcelona pasando por la Conselleri de Interior. Una mani donde el clima fue combativo, donde se clamó por la libertad de los detenidos, por nuestra corresponsabilidad con las acciones del 15 de junio, por pegarle fuego al Parlament y por nuestra pérdida del miedo al poder y la asunción de nuestra responsabilidad en nuestras acciones futuras. Además se pudo ver la expulsión de algún periodista que, cámara en mano, grababa dentro de la manifestación al pasar por la Conselleria. Sea de buena o de mala fe no es admisible que se grabe dentro de las manis. Por seguridad. Por aprender de nuestros errores (precisamente la acción del 15J es un crudo ejemplo). Y por coherencia. Si afirmamos que haremos todo lo posible por enfrentar a este poder que nos somete, hay que saber que utilizarán todos los medios para reprimirnos. Las imágenes son uno más.
Quiero resaltar un hecho grave y que no debiera pasar desapercibido ni a los jueces ni a los periodistas que estuvieron en el juzgado y se vieron obligados a identificarse DNI en mano y permanecer bajo las estrictas órdenes de la policía. Y es que la policía actúa con total impunidad y autonomía. Y eso, que bajo las órdenes del conseller Felip Puig se ha incrementado, es porque la misma sociedad está policializada. Una sociedad que acostumbrada a la seguridad de la vida de esclavitud laboral y de consumo no se ha cansado de reclamar regulaciones de todo tipo dando poder al Estado y los poderes de facto para modelar un mundo irrespirable y absolutamente falto de libertad. Tantas normas, tantas reglamentaciones, tantas conductas tipificadas en los códigos jurídicos, conllevan la criminalización de todo, dando así poder a la arbitrariedad de los policías. Tantas leyes y normas intentan encerrar la vida en estrechos corsés que a la mínima saltan y que deja en manos de la policía que unas veces actúe (cuando les interesa o según el día o según el poli o según la pinta del infractor...) y otras no. Giorgio Agamben revisa las concepciones jurídico-políticas de W.Benjamin y C.Schmitt y afirma que al hacerse un estado de excepción 'querido' (estado en el que la excepción es la regla) se abre el espacio físico del campo de concentración donde literalmente todo es posible. Hoy vivimos en un estado de excepción querido y la metrópolis no deja de ser un campo de concentración donde la regulación más absoluta rige los movimientos de (casi) todos los aspectos de la vida.
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